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Mounib_Tommouhi_INOCENTES
Preguntas y respuestas

        ¿DE QUÉ SE TRATA?
            En pocas palabras… Imagínese que, un mal día, gente que usted no conoce le "reconoce". Desde ese momento, graves cargos recaen sobre usted y la cárcel se convierte en su casa. Acude a juicios donde sólo puede alegar que es inocente... pero no puede demostrarlo. Imagínese que pasan años y años y sigue entre rejas, mientras los recursos presentados ante los más altos tribunales terminan sumiéndole en el más total desamparo. Pues bien, esto le ha estado sucediendo a alguien aquí y ahora.
          Ahmed Tommouhi se ha pasado casi quince años en la cárcel. Estaba recluido en la prisión barcelonesa de Can Brians. Lo mismo podríamos estar diciendo de Abderrazak Mounib -otro inmigrante marroquí- si no fuera porque falleció en la misma prisión en abril del 2000. La justicia española consideró que ambos estaban involucrados en una salvaje oleada de agresiones sexuales que sacudió diversas localidades de Barcelona y Tarragona a finales de 1991. Los recursos que fueron interponiendo sus abogados ante los tribunales para lograr su excarcelación no prosperaron.

         
¿INOCENTES? ¿ESTÁ INSINUANDO QUE FUERON CONDENADOS ARBITRARIAMENTE, SIN PRUEBAS? ¿VARIOS TRIBUNALES HABRÍAN RATIFICADO UNA Y OTRA VEZ SUS CONDENAS, SIN PRUEBAS?
         Lo que no ha habido nunca son pruebas materiales que los incriminaran. Sólo testimonios e identificaciones en ruedas de reconocimiento. Los tribunales lo consideran suficiente para condenar, especialmente cuando se trata de delitos graves de los que puede no haber otro tipo de pruebas.

         
¿ACASO NO TIENEN VALOR LOS TESTIMONIOS DE LAS VÍCTIMAS?
          Naturalmente que sí. Pero no pueden considerarse infalibles. De hecho, hay que advertir que la Psicología del Testimonio demostró hace tiempo que la identificación es una prueba muy falible que no debería servir, por sí sola, para condenar. ¿Quién no ha sido confundido con otra persona alguna vez? ¿Quién no ha creído reconocer a alguien por la calle en alguna ocasión, equivocadamente? En muchas ruedas de reconocimiento se ha señalado a policías o a funcionarios del Juzgado que colaboraban en la rueda. Que sepamos, nunca se ha seguido causa criminal contra ellos, algo que no sería lógico si las ruedas de reconocimiento fueran tan fiables como se pretende a veces...
          También está demostrado que la "firmeza" de un testimonio no es necesariamente una garantía de exactitud.
          Son constataciones científicas que a menudo son ignoradas por los jueces. Las crónicas judiciales aportan numerosos ejemplos de falsos culpables condenados en base a testimonios erróneos.

          ES UNA POSIBILIDAD, PERO ¿CÓMO IBAN A EQUIVOCARSE TANTAS VÍCTIMAS AL RECONOCER A SUS AGRESORES? ¿O ACASO ESTAMOS HABLANDO DE UN COMPLOT...?

          No, no hablamos de falsos testimonios. Hablamos de comprensibles errores humanos, por los que no habría que criminalizar a las víctimas, que ya pasaron su propio calvario. Lo cierto es que el número de testimonios inculpatorios no tendría aquí la importancia que parece tener a primera vista. En primer lugar, porque también hubo víctimas que no reconocieron a los acusados. En segundo lugar, durante el proceso llegaron a producirse varias situaciones irregulares que pudieron predisponer a la identificación de los detenidos (por ejemplo, el hecho de que Tommouhi anduviera esposado a la vista de algunas víctimas justo antes de la rueda de reconocimiento). Y, en tercer lugar, porque los delitos bien pudieron cometerlos personas que se les parecieran físicamente...

         
¿TIENE ALGUNA BASE LA SOSPECHA DE QUE SE PARECIERAN A LOS AUTÉNTICOS CULPABLES?
          Efectivamente, no se trata de una especulación gratuita. Hubo quien declaró que los acusados se parecían mucho a sus agresores pero que no eran ellos. Hubo quien los reconoció cuando era materialmente imposible que fueran culpables, por hallarse ya en prisión. Y posteriormente, en 1995, cuando ya llevaban casi cuatro años en la cárcel, se produjo una nueva serie de violaciones idéntica a la que se les había atribuido. Las descripciones que dieron las víctimas volvían a incriminarlos...
          Pero hay mucho más que indicios. ¡El "doble" de Ahmed Tommouhi llegó a ser detenido! Se llama Antonio García Carbonell, es español, pertenece a la comunidad gitana y guarda un extraordinario parecido con el anterior. Fue condenado por las violaciones cometidas en 1995 en compañía de un cómplice que no llegó a ser localizado. Pruebas de ADN demostraron sin lugar a dudas su culpabilidad en una de las agresiones sexuales del año 1991, por la que habían sido condenados Mounib y Tommouhi. Fue así como el Tribunal Supremo terminó anulando una sentencia que los condenaba a más de 50 años de prisión. Pero no quedaron en libertad. Desgraciadamente, en otros de los casos por los que habían sido condenados no se dispuso de ninguna prueba de ADN similar que disipara las dudas.

         
TODO ESTO ES MUY REVELADOR, PERO ¿QUÉ SEGURIDAD TENEMOS DE QUE LOS CONDENADOS TAMBIÉN SEAN INOCENTES EN LOS DEMÁS CASOS?
          En este contexto, la pregunta es un despropósito. Se supone que en un proceso judicial se ha de probar la culpabilidad de un acusado. En definitiva, lo que hay que plantear es: ¿qué seguridad tenemos de que sean realmente culpables en los demás casos? Como acabamos de ver, está demostrado que se produjo un grave error en una ocasión. También está demostrado que se dieron condiciones para que el error pudiera repetirse otras veces. Por consiguiente, no tendría nada de extraño que hubiera sido así.
           Habiendo pues serias dudas sobre su culpabilidad debería haberse resuelto de acuerdo al "in dubio pro reo" ("en la duda, a favor del reo"). Si hubiera sido posible volverlos a juzgar, ¡Mounib y Tommouhi ya deberían haber sido excarcelados a mediados de los noventa!

          ¿QUÉ MÁS PUEDE ALEGARSE A FAVOR DE LA INOCENCIA DE ESTOS CONDENADOS?

          Hay un argumento de peso que surge con fuerza al contemplar el problema en su totalidad y nos convence de su inocencia.
          Veamos. Mantener su culpabilidad equivale a sostener que en 1991, en Cataluña, operaban -como mínimo- dos parejas independientes de agresores sexuales, una compuesta por españoles (García y cómplice) y otra por marroquíes (Mounib y Tommouhi) que guardaban un notable parecido físico entre sí, utilizaban los mismos peculiares métodos e incluso, posiblemente, tenían acceso al mismo vehículo. En efecto, durante algunos días, el mismo coche robado que supuestamente habían empleado los marroquíes, siguió siendo utilizado para cometer fechorías similares mientras ellos ya estaban en prisión... 
           La interpretación alternativa de los mismos hechos supondría que sólo hubo una pareja de agresores sexuales (García y cómplice) y que su notable parecido físico con Mounib y Tommouhi propició que éstos fueran identificados erróneamente por las víctimas como los culpables. A ello pudieron contribuir también algunas irregularidades, como comentábamos antes.
           Es obvio que, en ausencia de elementos adicionales que inclinen por una u otra interpretación de los hechos, ha de preferirse la segunda -la de los dos únicos culpables- como más verosímil. No se trata de aplicar un principio de economía puramente formal para optar por la explicación estéticamente más simple. Se trata de aplicar un criterio de probabilidad de las hipótesis.
           Ambos escenarios tienen como ingredientes errores de los testigos (en el segundo caso, un número mayor de errores, aunque justificable) así como el parecido físico de los actores. Pero mientras en el segundo caso, la existencia del parecido es comprensible dada la dinámica de la investigación policial y las identificaciones, en el primer caso hay que remitirse a una improbable coincidencia que congregó a violadores "clónicos". Por tanto, hay razones objetivas para considerar mucho más verosímil la segunda interpretación y pronunciarse a favor de la inocencia de los dos marroquíes.

         
¿CÓMO EMPEZÓ LA PESADILLA DE ESTOS DOS MARROQUÍES? SI SON INOCENTES, ¿POR QUÉ SE LES DETUVO?
           Abderrazak Mounib había sido detenido muchos años antes, al parecer por un acto de exhibicionismo. No tenía antecedentes penales y los policiales ya habían prescrito, pero, para su desgracia, en 1991 aún conservaban las fotos que le hicieron en comisaría. Fue incluido en la colección de fotos mostrada a las víctimas y algunas dijeron reconocerlo. Se le detuvo en Barcelona, donde vivía con su familia. 
           El caso de Ahmed Tommouhi es todavía más patético. El celo en la búsqueda policial de los autores de las violaciones llevó a la detención de dos "árabes" que se hospedaban en una pensión de Terrassa. Tommouhi era uno de ellos. No tenía antecedentes penales ni policiales y su documentación estaba en regla, pero se consideró que su aspecto encajaba en la descripción que habían dado algunas víctimas.
           Nunca se demostró que Mounib y Tommouhi se conocieran...
           
          ¿Y CÓMO ES POSIBLE QUE LA PESADILLA SE HAYA PROLONGADO TANTO?

            Tras las detenciones vendrían las ruedas de reconocimiento y, tras ser reconocidos por algunas víctimas, seguiría el calvario judicial. Tanto Mounib como Tommouhi fueron imputados inicialmente en un buen número de causas, pero terminaron con sólo cuatro condenas, dos de ellas en común. Una de ellas sería finalmente anulada en 1997, como hemos visto. Sus abogados interpusieron un recurso extraordinario de revisión ante el Tribunal Supremo. Con los años habían ido aflorando la existencia del "doble", el vehículo supuestamente "compartido", la problemática de las ruedas de reconocimiento viciadas... En el 2000, el Supremo desautorizó la solicitud de Mounib, poco antes de su defunción. El mismo año, rechazó la revisión de las condenas de Tommouhi. El tribunal admitía la aparición de "dudas", "sombras", "incertidumbres". Pero advertía que no era suficiente, dado que un recurso de revisión (de "estrechos márgenes" y "estrictas exigencias") requiere pruebas que demuestren plenamente la inocencia del condenado. El Supremo también recordaba que las víctimas siempre se habían reafirmado en las identificaciones. Así, la excusa de la coherencia procesal y el argumento falaz de la firmeza de los testimonios sumían en la indefensión al condenado. Pero los magistrados debían ser bien conscientes de la magnitud de las "dudas" y las "sombras" cuando, en el mismo auto, instaban a solicitar un indulto...
            Los letrados de Tommouhi optaron por presentar un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. Finalmente, fue rechazado en términos similares. Aunque parezca mentira, se habían agotado todos los recursos posibles ante la justicia española.
            Posteriormente se intentó llevar el problema ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. Aún en el caso de una sentencia favorable, podía suceder que aquí, en la práctica, no se le reconocieran efectos ejecutivos. Pero esto no llegó a plantearse: la demanda de Tommouhi fue inadmitida desde un principio, en marzo de 2002. El tribunal de Estrasburgo no cuestionaba el proceso y mucho menos las leyes españolas.

 
         
ESTA HISTORIA PARECE INCREÍBLE… SI TODO ESTO ES TAN EVIDENTE, ¿POR QUÉ NADIE HABLA DEL ASUNTO?
          Lo hicieron, y con conocimiento de causa. Tras la detención de Antonio García, agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil redactaron informes exculpatorios. Para ellos, los condenados eran inocentes. El propio Fiscal Jefe del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, pidió un indulto parcial, ante las "serias dudas" que albergaba. El Colegio de Abogados de Barcelona y el de Rabat solicitaron la excarcelación. Diversos diputados y algún ministro se pronunciaron en el mismo sentido... Todo esto ocurría en el año 1999, cuando llegó a haber un cierto clamor por la resolución del problema. Después llegó el 2000. Elecciones generales en marzo. La muerte de Mounib en abril. El rechazo del Tribunal Supremo en julio. Y al año siguiente, la estocada de gracia por parte del  Tribunal Constitucional. El asunto quedo sumido en un letargo del que, prácticamente, aún no ha salido. Pero, ¿acaso Mounib y Tommouhi son hoy menos inocentes que en 1999, cuando tantas voces se hacían oír en su favor?

          ACABA DE MENCIONAR QUE SE PIDIÓ UN INDULTO. ¿FUE DENEGADO?

          Su concesión fue quedando en el aire, pero sin que tampoco se resolviera en contra. Diversas dificultades jugaban en contra, desde meros retrasos burocráticos hasta el rechazo frontal de las víctimas, pasando por las reticencias de los sucesivos gobiernos a indultar a "violadores". Pero también -le sorprenderá saberlo- la dignidad de los condenados, que nunca quisieron ningún tipo de perdón sino que se hiciera justicia. Hasta el año 2006, en que se le concedió la libertad condicional, Tommouhi se negó a pisar la calle si no se reconocía antes su inocencia. Nunca quiso un indulto y ni tan siquiera aceptaba la aplicación de beneficios penitenciarios, que le hubieran permitido salidas ocasionales mucho antes. Finalmente, el 30 de abril de 2008, justo nueve años (!) después de que fuera solicitado por la Fiscalía, el Consejo de Ministros decidió denegarlo. 

         
¿A QUÉ SE HA DEBIDO EL DESINTERÉS POR ESTE ASUNTO?
          
Ciertamente, en medios gubernamentales, judiciales, políticos e incluso periodísticos, no parece haber habido ningún interés manifiesto por este tema durante años. No creo que esta actitud haya sido fruto de una conspiración, aunque el efecto sea el mismo que si lo hubiera sido. Me temo que es, simplemente, la consecuencia de mucha insensibilidad y mucha hipocresía acumuladas. Más allá de los errores policiales y judiciales de los orígenes, hoy nos las habemos con un auténtico fiasco cívico, jurídico e institucional.
          Algunos dirán que hay problemas más importantes de los que preocuparse... Lo cierto es que cualquier "secuestro" legal sin fundamento debe ser motivo de honda preocupación, ante todo por la injustificable tragedia personal y familiar que entraña. Claro que hay problemas aún más graves, pero desviar la atención señalando los demás males de este mundo suele ser la excusa perfecta para no mover un solo dedo por nadie...

          ¿NO SERÁ QUE SE HA CONSIDERADO UN TEMA PASADO, OLVIDADO, QUE NO ERA NOTICIA PORQUE NO HABÍA NOVEDADES?

            Digámoslo sin ambages: es duro imaginarlo, pero Tommouhi seguía en una celda cuando
nadie hablaba de él porque no había "novedades"... Está claro que, mientras perdure el error, el tema debería seguir siendo noticia.

          EL HECHO DE QUE SEA UN PROBLEMA QUE SÓLO AFECTA A UN PAR DE INMIGRANTES MARROQUÍES, ¿PODRÍA SER UNA DE LAS RAZONES DEL DESINTERÉS DE MUCHOS?

            Si fuera así sería un grave error. No hay que perder de vista que la indefensión de las personas por la sobrevaloración judicial de las pruebas testimoniales no es un problema de inmigrantes... ¡es algo que puede afectar a cualquiera! El ciudadano no es consciente de que, en este país, una identificación en rueda de reconocimiento -sin más pruebas- puede suponerle años de cárcel. Este asunto ha puesto en evidencia asimismo la incapacidad de nuestro sistema judicial para corregir determinados errores así como la "mediocridad" -por decirlo así- de algunos altos magistrados que teniendo en sus manos la posibilidad de corregirlos no se han atrevido a hacerlo.

         
A FIN DE CUENTAS, ¿ES POSIBLE SOLUCIONAR EL PROBLEMA?
          El asunto suele ser percibido como un problema de solución judicial muy difícil, que los propios condenados acabaron haciendo imposible al rechazar de entrada un posible indulto. Tal como están las cosas, sólo la aparición de nuevos elementos de prueba que demostraran su inocencia podría permitir revisar el caso.

           Hay que convenir que la muerte de Mounib no "solucionó" nada, ni lo ha hecho la puesta en libertad condicional de Tommouhi. Desde luego, sus familias tampoco deben de creerlo así. ¿Para qué la libertad sin dignidad, cargando con ese estigma de violador en serie como una segunda condena a perpetuidad? Las sentencias deberían revisarse. ¿Imposible? Quizá sea una obviedad pero la Ley ha de estar al servicio de las personas y no al revés. Se ha dicho a veces que la Justicia siempre es posible buceando hasta lo más profundo de la Ley. Eso es precisamente lo que se ha echado en falta aquí hasta ahora. No hay lugar para el conformismo. No estamos frente a un inevitable desastre natural o una enfermedad incurable sino ante una -hasta cierto punto- enmendable tragedia artificial.
          Y en el peor de los casos, si la rectificación judicial fuera del todo imposible, todavía cabría aspirar a un reconocimiento público e institucional del problema y a que se considerara seriamente la necesidad de introducir cambios en nuestra vetusta legislación procesal. Muy especialmente, en lo que concierne a la práctica y consideración de las ruedas de reconocimiento (la Psicología tiene mucho que decir aquí) y en lo referente a la revisión de sentencias firmes (uno se siente ridículo al tener que recalcarlo: lo que llaman la "seguridad jurídica" no debería estar nunca por encima de la propia Justicia...). 
 

         
A PROPÓSITO, ¿NO DEBERÍAN AHORRARSE LAS CRÍTICAS A LAS SENTENCIAS DICTADAS, POR RESPETO A LA INDEPENDENCIA JUDICIAL?
          La gente debe saber que un error judicial no es un tabú. Nadie tiene derecho a convertir la independencia judicial, una garantía de justicia, en un burdo pretexto de injusticia, en un espantajo para ahuyentar las críticas. Cuando se está denunciando un error tan excepcional como evidente, si las críticas son procedentes, se han de reconocer los errores.

         
FRANCAMENTE, ¿POR QUÉ ME ESTÁ CONTANDO ESTA HISTORIA?
           Mi intención al contarle esta historia inacabada -otros sabrán valorar las lagunas de la actuación policial y otros aspectos cuestionables- ha sido convencerle de que hay un grave problema y de que debe hacer algo, aunque sólo sea recordar a otros la vergonzosa situación creada.
           Debo aclararle que soy un ciudadano de a pie. No llegué a conocer a Mounib y no
conocí a Tommouhi hasta noviembre de 2005. Supe del caso por la prensa, la misma que luego fue reacia -salvo alguna excepción- a publicar cuatro líneas sobre el tema en la sección de cartas al director. Me he informado a plena satisfacción de que las cosas fueron tal como reflejaron los medios, o incluso peor. En definitiva, uno no puede estar al corriente de estos hechos y quedarse de brazos cruzados. Ése es el origen de estas líneas.
           Ojalá sirvan para que nadie se atreva a enterrar en el olvido a Tommouhi ni al difunto Mounib. Ojalá contribuyan a que quien deba actuar actúe.


  Manuel Borraz, noviembre/2002 (última revisión: agosto/2008)
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